Cuando pensamos o definimos “violencia” usualmente lo asociamos a agresiones físicas, abusos, golpes y otras formas visibles de ejercerla. 

Sin embargo, la violencia en todas sus formas es un problema social complejo que afecta a millones de personas en todo el mundo. 

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La OMS define la violencia cómo “el uso intencional de la fuerza física, poder real o amenaza contra uno mismo, una persona, grupo o comunidad que tiene como resultado la probabilidad de daño psicológico, lesiones, la muerte, privación o mal desarrollo”. 

Bajo esta definición, hay múltiples maneras de ejercer la violencia en diferentes contextos y personas.

Si bien la violencia física y emocional suelen recibir mayor atención, la violencia económica es un aspecto crucial, y muchas veces subestimado.

En este artículo, exploraremos qué es la violencia económica, sus causas y por qué es fundamental abordarla. 

También discutiremos cómo identificar este tipo de violencia y la importancia de la terapia psicológica como herramienta para afrontar estas situaciones.

¿Qué es la violencia económica?

La violencia económica se refiere a la acción, omisión o control que ejerce una persona sobre otra a través de recursos económicos y financieros. 

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La violencia económica se puede expresar de distintas maneras, esto puede incluir:

• Impedir el acceso a los ingresos
• Forzar a la dependencia económica
• Negar el acceso a recursos financieros básicos
• Utilizar el dinero como arma para ejercer dominio y coerción sobre la otra parte.

Muchas veces, estas conductas de control y represión, suelen difícilmente identificarse cómo violencia, ya que no hay signos visibles de esta. 

Sin embargo, es importante reconocer que la coacción se puede presentar de múltiples formas y el control financiero es una de ellas. 

¿Cuáles son las causas de la violencia económica?

Las causas de la violencia económica son diversas y complejas. 

En muchos casos, está arraigada en desequilibrios de poder dentro de las relaciones, donde una persona busca mantener el control y la superioridad sobre la otra a partir de los recursos económicos y financieros. 

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De este modo, en la sociedad actual identificamos estereotipos de género que desempeñan un papel importante, ya que históricamente las mujeres han sido más propensas a ser víctimas de este tipo de violencia debido a la desigualdad en el acceso y control de los recursos económicos.

Muchas veces, se asocia el rol masculino con la obligación de proveer, lo cual normaliza algunas conductas de violencia económica dentro de dinámicas de pareja y familia.

Además, otros factores culturales y sociales, como la normalización de la dominación masculina en el ámbito financiero o la falta de acceso a la educación financiera, pueden contribuir a perpetuar la violencia económica. 

Las situaciones de vulnerabilidad económica, como el desempleo o la precariedad laboral, la diferencia en salarios y puestos de liderazgo, también pueden aumentar el riesgo de sufrir este tipo de violencia.

¿Cómo se identifica la violencia económica?

Una característica importante de la violencia económica es que se da de manera sutil y muchas veces puede pasar desapercibida. 

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Al inicio, se puede presentar como pequeñas restricciones o amenazas sobre el control económico, pero a medida que se van incorporando y normalizando estas conductas, suelen ir en aumento y desencadenando otros tipos de violencia.

¿Cuáles son las señales de alerta de violencia económica?

Si bien, identificar la violencia económica puede resultar difícil, ya que no deja marcas evidentes, es importante identificar algunas señales de alerta para reconocer si se está experimentando violencia económica. 

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1. Control financiero

Se refiere a la acción de controlar o reducir el acceso a dinero y recursos de una persona. 

Esto puede incluir negar acceso a cuentas bancarias, tarjetas de crédito o dinero en efectivo, o limitar el acceso a recursos económicos necesarios para vivir. 

2. Amenazas financieras

Hace referencia a la amenaza de retirar el apoyo o sustento económico si la otra persona no cumple con las demandas o expectativas de quien cumple el rol de proveedor económico. 

Muchas veces, estas amenazas pueden no llevar a la acción, pero se dan de manera reiterada en el vínculo de pareja o familiar. 

3. Impedir el acceso al empleo o la educación

Otra forma de violencia económica es impedir que una persona tenga acceso a un empleo o oportunidades de formación académica. Negando esta posibilidad, dificulta que la persona pueda sostenerse económicamente.  

4. Deuda coercitiva

Se refiere a la obligación de asumir deudas o créditos en nombre de otra persona utilizando la manipulación o amenaza. 

5. Restricción de recursos económicos necesarios

Implica negar el acceso a recursos necesarios para el bienestar físico y mental de una persona, tan básicos como la alimentación, vivienda, educación y/o atención médica. 

6. Despojo de bienes o activos

Hace referencia al robo o uso sin consentimiento de los recursos, bienes o activos de otra persona. 

7. Control de decisiones financieras

Alude a la toma de decisiones financieras de manera unilateral, controlando y omitiendo la posibilidad de decisión de un tercero. 

Si bien, muchas de estas conductas pueden estar normalizadas en nuestra sociedad, es importante atender a las señales de alerta y tener en cuenta que la violencia económica puede ocurrir en diversos tipos de relaciones. 

Aún cuando, la violencia económica suele ser más común en las relaciones de parejas, esta puede presentarse en toda clase de relación vincular, cómo la familia, los amigos y las relaciones laborales. 

Por lo tanto, resulta primordial identificar estas conductas y, de ser necesario, solicitar apoyo para afrontarlas.

Terapia psicológica

La terapia psicológica es fundamental para acompañar a cualquier víctima de violencia, en todas sus formas.

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En este espacio, las personas podrán comprender y procesar el trauma causado por este tipo de abuso, así como a desarrollar estrategias para reconstruir su autoestima, recuperar el control sobre sus vidas y establecer relaciones saludables y equitativas en el futuro.

Las personas que pasan por violencia económica pueden experimentar diversas emociones, como ansiedad, culpa, vergüenza y confusión, y muchas veces no cuentan con los recursos y estrategias para regularlas.

La terapia psicológica proporciona un espacio seguro donde pueden expresar sus sentimientos y encontrar estrategias para comprender y regular estas emociones.

Asimismo, la violencia económica puede tener repercusiones en la autoestima y la confianza de una persona. 

La terapia permite reconstruir estos aspectos cruciales de la identidad personal, fomentando la autoaceptación, la autovaloración y la confianza en las propias habilidades y decisiones. 

En esta misma línea, la terapia puede ser un espacio seguro para explorar las dinámicas de poder y control dentro de las relaciones, así como para identificar y desafiar creencias y patrones de pensamiento que perpetúan la violencia.

Conclusión

En conclusión, la violencia económica es una forma de violencia recurrente y significativa en las dinámicas sociales actuales, aunque a menudo pasa desapercibida y es subestimada.

Para abordar eficazmente este problema, es crucial comprender sus causas e identificar las señales de alerta para poder proporcionar el apoyo adecuado.

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La terapia psicológica desempeña un papel vital en este proceso, ayudando a las personas a sanar y reconstruir sus vidas. 

Al abordar los factores que contribuyen a la violencia económica, y en otras formas, la terapia puede ayudar a romper los ciclos de abuso y promover relaciones más saludables en el futuro.